30 abril 2009

El mes de Quirón


¡Oh gran Maestro!

Cuantos héroes has forjado.

Y así y todo, jamás has aparentado.

Tú único deseo era ayudar

y hacerte inmortal en las hazañas de tus protegidos.

Trabajo oscuro.

Estas oculto detrás de bambalinas,

pero te sientes pagado al ver frutos y cariños.


Vives solitario en tu montaña Pelión.

Ahí viste al pequeño Aquiles,

y le enseñaste eternizarse en la historia.

Jasón te busco

y el vellocino de oro encontró.

Teseo quería respuestas,

Y de Atenas fue el fundador.

Asclepio anhelaba tu medicina

Y de dicha ciencia su Dios se convirtió.

La belleza de la naturaleza y el amor por ella,

a Aristeo conferiste,

y la miel que emana de sus obras

lo hacen divino en el campo.

Acteón fue el más desdichado,

pues su lujuria no pudiste corregir,

y sus propios perros se encargaron de castigarlo.

Y por último, ni toda la fuerza del mundo

te hubiese servido,

sin agregar la sabiduría otorgada,

¡Oh fuerte Heracles, hijo del Olímpico!


Por esto,

diste tu vida hasta el fin de tú inmortalidad.

Y tus estrellas me iluminan.


Te tengo en el corazón,

Centauro Quirón.

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